Inicialmente, el proceso de escritura suele reducirse a dos fases, la escritura por parte del alumno y la corrección por parte del profesor. Los hallazgos de varias disciplinas y una multitud de estudios sugieren que la escritura debe interrelacionarse con la lectura de manera procesal y en fases cortas para suavizar los bloqueos del escritor, para promover la fluidez de la escritura en lugar de exigir la corrección en su mayor parte, y para colocar los criterios de estructuración del texto, es decir, el trabajo con el texto de manera estructural-procesal, en el primer plano de la actividad del estudiante. Escribir a mano también es más importante de lo que se suele suponer.